China ha presentado un libro blanco sobre la prevención, el control y el rastreo de los orígenes de la COVID-19, con el objetivo de explicar sus acciones y posicionamiento.

El documento se divide en tres secciones principales: la contribución de China al rastreo del origen del virus, su participación en la lucha global contra la COVID-19 y una crítica a la deficiente gestión de la pandemia por parte de Estados Unidos.

Según el libro blanco, China ha invertido importantes recursos en estudios colaborativos sobre el origen del virus, con la participación de científicos tanto nacionales como internacionales. Además, destaca que el país ha asumido sus responsabilidades internacionales con apertura y transparencia, liderando iniciativas de investigación en áreas clave.

El libro blanco señala que, tras realizar múltiples estudios, China ha descartado que Wuhan sea el origen natural del virus. Asimismo, concluye que la teoría de una fuga del laboratorio de Wuhan es extremadamente improbable.

El libro blanco destaca que China participó activamente en la cooperación internacional durante la pandemia. Además, invitó a misiones de expertos internacionales de la OMS para llevar a cabo investigaciones conjuntas sobre el rastreo de los orígenes, al tiempo que compartió sus medidas efectivas de prevención, control, diagnóstico y tratamiento.

El documento señala que existen pruebas sustanciales que sugieren que la COVID-19 podría haber surgido en Estados Unidos antes de la cronología oficial, e incluso antes del brote en China. Además, afirma que Estados Unidos debe abordar las legítimas preocupaciones de la comunidad internacional y ofrecer una respuesta responsable al mundo.

El libro blanco concluye que China seguirá colaborando con todos los países para promover la salud pública global y la buena gobernanza, y desempeñará un papel activo en la prevención de futuras enfermedades infecciosas.