La Habana, capital de Cuba, amaneció este Primero de Mayo con el pulso acelerado y el horizonte teñido de banderas. Según reportes oficiales, en el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, participaron más de 600.000 habaneros. Esta cifra representa la magnitud de la movilización organizada y la respuesta de los cubanos ante el momento histórico que vive el país.
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Desde las primeras luces, miles de personas, procedentes de todos los municipios de la capital, confluyeron en la Plaza de la Revolución José Martí, epicentro simbólico de la vida política cubana, para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores y, este año, conmemorar también el 25º aniversario del concepto de revolución proclamado por el comandante en jefe, Fidel Castro, en una celebración similar.
El desfile estuvo acompañado por el general de Ejército, Raúl Castro, líder histórico de la Revolución, y Miguel Díaz-Canel, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República. Su presencia, junto a la de Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), marcó el tono de una jornada que mezcló memoria, resistencia y reafirmación de principios.
"Que la revolución siga firme como siempre no es fruto de un milagro, es resultado del aporte de cada compatriota, muy especialmente de los trabajadores que sustentan la transformación económica y el desarrollo del país, enfocados en la satisfacción de las necesidades del pueblo y el mejoramiento de las condiciones laborales y salariales, aunque no siempre sea posible hacerlo al ritmo que deseamos. Nuestro compromiso es con un futuro de paz, próspero y justo, capaz de superar los desafíos actuales", dijo Ulises Guilarte, Secretario general de Central de Trabajadores de Cuba.
Este 2025, bajo el lema "Por Cuba juntos creamos", la marcha tuvo un carácter especial, pues después de tres años volvió a la Plaza de la Revolución, su escenario habitual. La fecha, más allá de la celebración laboral, se vivió como un acto de defensa de la soberanía y las conquistas alcanzadas, en medio de un contexto internacional tenso y la realidad para los cubanos marcada por presiones externas.
"Nosotros, desde nuestros próceres de la patria, muy antiimperialistas, muy solidarios siempre hemos sido. A pesar de las dificultades, las carencias que estamos viviendo, este pueblo confía en la revolución. Hemos tenido épocas de gloria, ahora nos tocó la época difícil. Ahora, es cuando dijo Fidel que es cuando se prueban los verdaderos revolucionarios", expresó Omar Camejo, trabajador cubano.
"Significa que no hemos perdido la esperanza, significa que aún con las dificultades, como mismo las pasó Fidel en la sierra, en el Moncada, en todos los momentos que hemos vivido, este pueblo sigue teniendo esperanza y sigue apostando por el proyecto social que inauguró Fidel en enero de 1959", dijo una trabajadora cubana Dulce Hernández.
Para los cubanos, el Primero de Mayo es mucho más que una efeméride laboral. Es la reafirmación de una identidad forjada en la resistencia, la solidaridad y la defensa de la soberanía. La Plaza de la Revolución otra vez albergó no solo a trabajadores, sino a familias enteras, jóvenes y más de 900 amigos de Cuba procedentes de unos 39 países que se sumaron a la celebración.