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Del desierto al oasis: los invernaderos inteligentes redefinen la agricultura en Xinjiang
CGTN Español

En la región autónoma uigur de Xinjiang, situada en el árido noroeste de China, los invernaderos de alta tecnología están desafiando las duras condiciones locales, produciendo verduras y frutas de vibrantes colores y llenas de sabor durante todo el año, con un mínimo de agua y cero pesticidas.

Uno de ellos se encuentra en la ciudad de Kuqa, en el desierto de Taklimakan, el mayor invernadero de China y el segundo de arena movediza más grande del mundo. Este invernadero inteligente, de casi 7.000 metros cuadrados, fue construido en mayo del año pasado y utiliza la hidroponía y control climático automatizado para cultivar hileras de espinacas, lechugas y fresas de color rojo rubí, que no se ven afectadas por el entorno seco y polvoriento de la región. En el interior de la fábrica de plantas, los sensores ajustan automáticamente la temperatura, la humedad y el riego, mientras los trabajadores controlan los tableros de datos, algo muy distinto de la agricultura tradicional en esta región dependiente del deshielo. El invernadero proporciona 26 puestos de trabajo locales y se espera que aumente los ingresos anuales en 40.000 yuanes (unos 5.554 dólares estadounidenses) por trabajador, al tiempo que paga 700.000 yuanes al año en concepto de alquiler colectivo y dividendos de alto rendimiento a una aldea local.

Otro de estos invernaderos o zonas de demostración agrícola se encuentra en la prefectura autónoma hui de Changji, en el norte de la región autónoma uigur de Xinjiang, donde las hortalizas de hoja verde, como el amaranto, se plantan en bastidores verticales de 10 capas que pueden girar 360 grados, lo que garantiza que los cultivos absorban la luz solar de manera uniforme y aumenta el aprovechamiento del espacio. Para las plantas trepadoras, como los tomates, se cuelgan vides de hasta 13 metros de longitud bajo el techo del invernadero y se sumergen las raíces en soluciones nutritivas, maximizando su exposición a la luz solar y al fertilizante. Este diseño inteligente además de ser eficiente permite a los trabajadores trabajar mayormente de pie, lo que los libera del pesado trabajo manual de las granjas tradicionales. En su primera temporada de cosecha de octubre a julio, esta granja inteligente logró una producción de más de 300 kilogramos de tomates por día.

Estas iniciativas forman parte del esfuerzo de China por modernizar las economías rurales mediante la agricultura asistida por tecnología, con la región de Xinjiang, donde los desiertos cubren el 25 % del territorio local, como campo de pruebas clave. 

Ahora la región no solo atrae a miles de turistas interesados en recorrer sus misteriosos desiertos y dunas, sino también a gente que viaja buscando saber más sobre estas avanzadas granjas del futuro, lo que la convierte en un importante atractivo turístico y modelo de modernización.