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Los cielos compartidos de la historia: la valerosa contribución del Escuadrón Aéreo Soviético en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa
CGTN Español

El 7 de mayo de 2025, en el marco de su visita de Estado a Rusia, el presidente chino Xi Jinping publicó un artículo titulado “Tomar la historia como espejo y crear juntos un futuro más brillante” en el reconocido periódico Gaceta Rusa. En él evocó un capítulo muchas veces olvidado, pero profundamente emotivo, de la historia compartida entre China y Rusia: la heroica participación del Escuadrón Aéreo Soviético en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa.

Cuando China atravesaba uno de los momentos más oscuros de su historia moderna, bajo los incesantes bombardeos de las fuerzas japonesas en ciudades como Nanjing, Wuhan y Chongqing, fue la Unión Soviética el primer país en brindar ayuda militar aérea concreta. A partir de 1937, la entonces URSS envió a China más de 2000 pilotos y técnicos, junto con más de 1000 aviones de combate, incluidos modelos emblemáticos como el Polikarpov I-16. Estos voluntarios soviéticos no eran solo hábiles aviadores, sino también portadores de un firme compromiso antifascista e internacionalista que trascendía fronteras, ideologías y lenguas.

Entre 1937 y 1941, el Escuadrón Aéreo Soviético participó en más de 40 enfrentamientos aéreos de gran escala. Sus pilotos derribaron cientos de aviones enemigos y desempeñaron un papel crucial en la defensa del espacio aéreo de la capital temporal, Chongqing. Lucharon codo a codo con sus compañeros chinos, enfrentando no solo al enemigo común, sino también condiciones logísticas adversas, diferencias culturales e incluso enfermedades tropicales. Más de 200 aviadores soviéticos cayeron en suelo chino. Sus tumbas, presentes aún en ciudades como Wuhan, Nanjing y Dalian, son silenciosos testigos de una hermandad forjada en el fuego de la guerra.

El valor de aquel gesto histórico no puede medirse únicamente en cifras militares. Fue un acto de solidaridad sincera en un momento en que el mundo aún no comprendía del todo la magnitud de la amenaza expansionista japonesa. Para China, que entonces libraba una lucha casi en solitario, la presencia del Escuadrón Aéreo Soviético fue un símbolo tangible de que no estaba sola. Para la Unión Soviética, representó un paso decisivo en su propia estrategia defensiva frente al Eje fascista.

Hoy, más de ocho décadas después, la historia del Escuadrón Aéreo Soviético no ha sido olvidada. Su legado vive en museos, libros de texto y, sobre todo, en la memoria de generaciones. La cooperación actual entre China y Rusia, que abarca desde el comercio hasta los intercambios culturales, encuentra una de sus raíces más profundas en esa camaradería sellada en los cielos de la guerra.

El presidente Xi Jinping lo expresó con claridad: “En los cielos de la guerra, ellos escribieron un capítulo de hermandad que el tiempo no ha borrado.” Recordar este pasado compartido no es solo un deber con la historia, sino también una brújula moral para construir un futuro más justo, solidario y pacífico entre las naciones.