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Una vez más, nos uniremos por el bien de toda la humanidad
CGTN Español

El año 2025 marca el 80º aniversario de la victoria en la Guerra Mundial contra el Fascismo y también el 80º aniversario de la fundación de las Naciones Unidas. Fue la mayor contienda en la historia de la humanidad y, al mismo tiempo, un hito decisivo en la evolución de la civilización mundial. Al rememorar este período histórico, comprendemos que el fruto de aquella ardua lucha fue el establecimiento de un orden internacional centrado en las Naciones Unidas, que orientó el curso de la historia hacia la luz y la esperanza.

Este orden internacional, basado en la Carta de las Naciones Unidas, consagra principios fundamentales como la paz, la seguridad, el respeto mutuo y la cooperación, y ha servido como pilar de la reconstrucción posbélica y la recuperación económica. En la actualidad, el desarrollo económico global, impulsado en gran medida por la globalización y el multilateralismo, sigue requiriendo un entorno internacional justo, equitativo y estable como base indispensable para el progreso común.

A diferencia del término más comúnmente utilizado entre la población, “Segunda Guerra Mundial”, la expresión “Guerra Mundial contra el Fascismo” encierra valores mucho más profundos que los de una simple victoria militar. Países como China y la Unión Soviética, junto con muchas otras naciones, libraron una lucha prolongada durante décadas y sacrificaron la vida de decenas de millones de soldados y civiles para derrotar al militarismo japonés y al nazismo alemán. Con ello, frustraron sus ambiciones estratégicas en Asia y Europa, y lograron liberar al mundo de la amenaza del fascismo.

Aunque los países latinoamericanos no sufrieron directamente los estragos de la guerra en su propio territorio, participaron en ella de manera directa o indirecta. Soldados de naciones como Brasil y México combatieron en los campos de batalla de Europa y Asia, dejando miles de muertos. Varios países latinoamericanos también contribuyeron a través de la creación de organizaciones antifascistas y el envío de suministros estratégicos a los Aliados: ropa, alimentos, medicinas, así como caucho, metales y minerales esenciales para la industria bélica. Además, abrieron sus puertos y bases militares, brindando así ventajas geográficas significativas a la causa aliada.

Cada país aportó de manera distinta a esta lucha, que a su vez transformó profundamente la fisonomía y la visión de los países, los continentes y del mundo entero. A ochenta años del final de la guerra, la civilización mundial se enfrenta nuevamente a una encrucijada decisiva. El presidente chino Xi Jinping escribió en un artículo firmado que, hace 80 años, fuerzas justas de todo el mundo, incluidas las de China y la Unión Soviética, se unieron para combatir a un enemigo común y lograron vencer al fascismo. Hoy, ocho décadas después, el unilateralismo, la hegemonía y los actos de intimidación están causando daños graves, y la humanidad se encuentra nuevamente ante una disyuntiva: optar entre la unidad o la división, el diálogo o la confrontación, el beneficio mutuo o el juego de suma cero.

El historiador Han Qi señaló que, durante la Segunda Guerra Mundial, los países latinoamericanos impulsaron de forma sostenida sus procesos de industrialización, logrando en muchos casos su modernización y avances en la democratización política. Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría, los sistemas políticos y económicos de la región volvieron a verse afectados por la intervención de las superpotencias, lo que provocó una serie de desastres económicos, políticos e incluso humanitarios. Debemos aprender de la historia y trabajar juntos para salvaguardar el orden internacional y los valores fundamentales establecidos tras la guerra, evitando que la rueda de la historia se detenga o retroceda.

Al mirar al pasado y enfrentar las decisiones del presente, la determinación de China de defender la justicia internacional y el orden mundial establecido después de la guerra se mantiene tan firme como hace ochenta años. A pesar de contar con una base industrial débil en aquel entonces, China resistió y venció al brutal militarismo japonés con el sacrificio de millones de sus ciudadanos, devolviendo la esperanza de paz a Asia. Hoy, China continúa promoviendo una visión de gobernanza global basada en la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad, destacando los valores universales como la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad.

Hace ochenta años, quienes defendían la justicia y la equidad se unieron por el bienestar y la dignidad de toda la humanidad, luchando con determinación hasta alcanzar la victoria. Hoy, ante los desafíos de un escenario internacional cambiante y las amenazas del hegemonismo, resurge el llamado a que quienes aman la paz y el desarrollo se reúnan una vez más bajo la bandera de la justicia y la equidad.