El auge de las películas de kung-fu y de las escuelas de artes marciales ha atraído naturalmente a entusiastas de todo el mundo a China. Muchos de ellos se han reunido en el Templo Shaolin —en las montañas Songshan de la provincia de Henan— para entrenarse en artes marciales. El Templo Shaolin es un monasterio milenario que se ha convertido en un puente de diálogo entre las civilizaciones de Oriente y Occidente. Ver a practicantes de diferentes países moverse al unísono en el campo de entrenamiento es reconocer que el kung-fu del Templo Shaolin ha evolucionado de ser un símbolo de China a convertirse en un lenguaje cultural compartido por el mundo.

Un aficionado al kungfu se entrena en el Templo Shaolin.