El 10 de mayo de 2025, la aldea de Mucun, en la ciudad de Guilin (región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi), amaneció envuelta en un paisaje de ensueño tras la lluvia. La niebla serpenteaba entre las montañas como cintas de seda blanca, mientras las casas y los campos de cultivo emergían suavemente bajo un velo traslúcido. La escena, bañada por la luz tenue del alba, recordaba una pintura tradicional china, con una armonía de formas y tonos propia de una acuarela antigua.





