En los dos últimos años, China ha intensificado sus esfuerzos para recuperar reliquias culturales perdidas y ha fortalecido la cooperación internacional en la protección del patrimonio. El año 2024, en particular, ha estado marcado por una serie de avances claves en este ámbito.
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En noviembre de 2024, 56 artefactos fueron repatriados desde Italia, mientras que en abril del mismo año se recuperaron 38 reliquias procedentes de Estados Unidos. Ambos lotes se destacan por su gran valor histórico y científico.
En un hecho aparte ocurrido en junio del año pasado, la Universidad de Chicago proporcionó pruebas cruciales relacionadas con los Manuscritos de Seda de Zidanku, textos con más de dos mil años de antiguedad. Saqueados de una tumba del Estado de Chu en 1942, estos manuscritos han estado circulando por Estados Unidos desde la década de 1940. Una simple tapa de caja de zapatos, marcada con etiquetas de museo, es considerada ahora una prueba clave de la procedencia del ejemplar.
En marzo de 2025, las autoridades estadounidenses entregaron otras 41 piezas, que iban desde cerámicas neolíticas hasta reliquias budistas tibetanas de la dinastía Qing, tras la confirmación de expertos sobre su exportación ilegal.
De acuerdo con la UNESCO, aproximadamente 1,67 millones de artefactos chinos se encuentran en 218 museos de 47 países. Se estima que el número en manos privadas en el extranjero es diez veces mayor, lo que pone de relieve la enorme magnitud del patrimonio cultural chino disperso en el mundo.
Cabe destacar que China ha firmado acuerdos de cooperación para la protección del patrimonio con 27 países, lo que refuerza los esfuerzos globales para prevenir las excavaciones ilícitas y el tráfico de bienes culturales.