Cada domingo, en las afueras de Kashgar, el mercado de ganado se convierte en un hervidero de actividad. Ganaderos y comerciantes de toda la región llegan con ovejas, vacas, cabras y caballos, listos para negociar en un ambiente ruidoso y dinámico.

Las transacciones siguen un ritual particular: los tratos se cierran con un apretón de manos, a menudo oculto bajo las mangas de las túnicas, una forma discreta de acordar precios. Además, es común que los compradores palpen las nalgas de las ovejas, especialmente las locales, para evaluar su calidad y cantidad de grasa, un indicador de su valor en la región. En los últimos años, esta práctica ha atraído a turistas jóvenes que llegan para vivir esta experiencia de primera mano y documentarla en sus redes sociales, a menudo como forma terapéutica y curiosa de aliviar el estrés. Este fenómeno ha sido documentado en redes sociales y medios locales.

En el mercado de ganado de Kashgar se pueden apreciar las costumbres y la forma de vida más tradicionales del oeste de China y también cómo estas se adaptan y atraen nuevas miradas en un mundo en constante transformación.