El Departamento de Seguridad Nacional anunció la decisión el 22 de mayo, acusando a Harvard de crear un ambiente inseguro en el campus al permitir que lo que llamó "agitadores antiestadounidenses y proterroristas" agredan a estudiantes judíos. 

Harvard calificó la medida de ilegal y afirmó que está trabajando rápidamente para orientar a los estudiantes afectados. La decisión se produjo después de que Harvard se negara a entregar información sobre estudiantes internacionales que pudiera implicarlos en protestas o actos que pudieran conducir a su deportación. El Departamento de Seguridad Nacional declaró que Harvard puede recuperar su capacidad de acoger a estudiantes internacionales si presenta en un plazo de 72 horas amplios registros sobre los matriculados. La universidad acoge a casi 7.000 estudiantes internacionales de más de 100 países, lo que supone más de una cuarta parte de su alumnado.