En Francia, el cine no es sólo una forma de expresión cultural, es una estrategia nacional respaldada por el Estado, bien financiada y con influencia mundial. Cada año, el Centro Nacional del Cine y la Imagen en Movimiento, o el CNC, gestiona más de 700 millones de euros en fondos públicos para apoyar todo el ciclo de vida de la producción cinematográfica local. 

El cine en Francia es mucho más que una forma de expresión cultural, es una estrategia nacional respaldada por el Estado, un buen ejemplo de ello, es la película de animación de 2015. 

El Principito, que se convirtió en la exportación animada francesa de mayor éxito de la historia. Desde su producción hasta su estreno internacional, la película recibió fondos nacionales específicos, descuentos fiscales y el apoyo de un fondo estatal de promoción global. El cine francés también contribuye a impulsar el turismo. 

El café de Montmartre que aparece en Amélie se ha convertido en un lugar de visita obligada para los aficionados, mientras que el lugar de rodaje de El Coro ha contribuido a promover el turismo rural. Un estudio encargado por el CNC muestra que más del 80 % de los turistas extranjeros han visto una película francesa antes de visitar el país, y casi el 70 % afirma que las películas inspiraron su interés por viajar a Francia.