La decisión de Washington de aumentar al 50 % los aranceles sobre el acero y el aluminio ha generado preocupación y reacciones en cadena a nivel internacional.

En Canadá, el mayor proveedor de estos metales a EE. UU., la industria siderúrgica advirtió sobre "perturbaciones masivas", mientras que su asociación de productores calificó la medida de catastrófica. Desde Alemania, su Federación del Acero alertó que esta escalada en el conflicto comercial transatlántico supone una carga adicional para su ya debilitada economía. En Asia, las acciones del sector siderúrgico cayeron en la República de Corea y Vietnam tras el anuncio. Seúl prometió negociar con la Casa Blanca para minimizar el impacto, mientras que los envíos vietnamitas de acero a EE. UU. se han desplomado un 27 % en lo que va de año. Los nuevos aranceles entrarán en vigor el 4 de junio.