Dos milenios atrás, las caravanas de camellos atravesaban los desiertos de Asia Central, transportando seda, especias y saberes entre China y ciudades legendarias como Samarcanda y Bujara. Hoy, una moderna Ruta de la Seda de acero, el ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán, constituye un nuevo puente de oportunidades entre China y los países de Asia Central. Como proyecto emblemático de cooperación internacional en el marco de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta, este ferrocarril no solo redefine la conectividad euroasiática, sino que también da testimonio de la duradera amistad entre China y los países de Asia Central.

Más que una vía ferroviaria: un puente de oportunidades

Los cinco países de Asia Central carecen de litoral. Su ubicación geográfica hace que el ferrocarril y las carreteras sean los principales medios de transporte que los conectan con el mundo exterior. 

El ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán, que parte de Kashi, en el oeste de China, y accede al territorio de Uzbekistán pasando por Kirguistán, promoverá en gran medida la conectividad de los tres países. Además, cuando se complete, contribuirá al transporte de mercancías entre Asia y Europa, reduciendo el trayecto de carga en 900 km y ahorrando entre 7 y 8 días. Los trenes de carga entre China y los países europeos han desempeñado un papel importante para garantizar la seguridad de las cadenas de suministro globales. La construcción de este ferrocarril aporta empleos y oportunidades para todos. 

El proyecto ferroviario China-Kirguistán-Uzbekistán supone un hito en la colaboración regional, prometiendo revolucionar el comercio y la conectividad entre Asia y Europa, y consolidando el papel de Asia Central como puente estratégico entre Oriente y Occidente.

China y los países de Asia Central: tan cercanos como familiares

En la historia, la antigua Ruta de la Seda promovió los intercambios comerciales y de personales entre China y Asia Central. Los pueblos de todos los grupos étnicos distribuidos en diferentes países tienen tradiciones culturales y memorias históricas similares, lo que sienta bases sólidas para el entendimiento y el respeto mutuo entre China y los cinco países de Asia Central en sus intercambios contemporáneos. 

En septiembre de 2013, durante su visita a Kazajistán, el presidente chino, Xi Jinping, propuso por primera vez la construcción conjunta de la Franja y la Ruta. Actualmente, bajo los marcos del mecanismo China-Asia Central, la Organización de Cooperación de Shanghai y la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Construcción de Confianza en Asia, entre otros, la cooperación entre China y los países de Asia Central ha experimentado un notable desarrollo. 

El volumen comercial entre China y los cinco países de Asia Central fue de 94.800 millones de dólares en 2024, un aumento notable en comparación con los 460 millones de dólares al inicio de las relaciones diplomáticas en 1992.

Los intercambios de índole no comercial son cada vez más frecuentes. Actualmente, China y las cinco naciones centroasiáticas han establecido aproximadamente 70 hermanamientos entre provincias y ciudades, y se han inaugurado más de 10 institutos Confucio en la región, lo que ha impulsado el intercambio cultural y la comprensión mutua. Además, los Talleres Luban están proporcionando un importante apoyo en la formación de talentos para el desarrollo en sus países anfitriones.

En la actualidad, cada uno de los cinco países de Asia Central ha acordado con China establecer una asociación estratégica integral, impulsar una comunidad de futuro compartido de la humanidad a nivel bilateral y cooperar para la construcción conjunta de la Franja y la Ruta. 

Hoy, en estos países, los trenes de carga circulan sin obstáculos, las inversiones y el comercio rebosan vitalidad, y los intercambios culturales están en pleno apogeo. Bajo el liderazgo de la diplomacia de los jefes de Estado, la cooperación entre China y las cinco naciones centroasiáticas goza de un enorme potencial, vislumbra perspectivas alentadoras y promete grandes logros.