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Estados Unidos proyecta una "amenaza" china mientras China propone un futuro compartido
CGTN Español

Yuan Sha, comentarista especial de actualidad para CGTN, es investigadora asociada del Departamento de Gobernanza Global y Estudios de Organizaciones Internacionales del Instituto de Estudios Internacionales de China. El artículo refleja la opinión de la autora y no necesariamente la de CGTN.

Cada año, cuando políticos, diplomáticos y expertos presentan sus propuestas sobre la seguridad en Asia-Pacífico durante el Diálogo de Shangri-La —un foro de seguridad anual organizado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos—, las intervenciones de las delegaciones china y estadounidense suelen estar entre las más seguidas a nivel internacional.

Este año, el contraste ha sido especialmente marcado: mientras China promueve la idea de un futuro compartido, Estados Unidos apuesta por la formación de bloques monolíticos y una postura más confrontativa.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, al frente de la delegación estadounidense en el foro, expuso las líneas generales de la política de seguridad bajo la administración Trump. "Estados Unidos se enorgullece de estar de vuelta en la región del Indo-Pacífico, y estamos aquí para quedarnos", afirmó. Según él, garantizar la paz pasa por disuadir posibles agresiones en la región, lo que implica reforzar la presencia y las capacidades militares estadounidenses: "recuperar el espíritu guerrero, reconstruir nuestras fuerzas armadas y restablecer la disuasión".

La Casa Blanca destinará más de un billón de dólares el próximo año a ampliar su arsenal, lo que incluirá la construcción de un sistema defensivo conocido como "Cúpula Dorada" para el territorio estadounidense, así como la adquisición de cazas de sexta generación, bombarderos furtivos, submarinos y destructores. Hegseth dejó claro que el objetivo principal de esta estrategia de disuasión es China, país que calificó como "amenaza" y acusó de actuar con ambiciones hegemónicas.

Las declaraciones de Hegseth, de tono provocador y divisivo, fueron rechazadas por China. El Ministerio de Relaciones Exteriores chino lo acusó de promover una mentalidad propia de la Guerra Fría, fomentar la confrontación entre bloques, lanzar acusaciones infundadas y difamar el rol internacional de China con la excusa de la "amenaza". Beijing instó a Washington a respetar los esfuerzos de todos los países de la región por mantener la paz y la estabilidad de manera autónoma y sin interferencias.

Además, China ha dejado clara su postura contraria a la agresión, abogando en cambio por la paz, el desarrollo conjunto y la prosperidad compartida. El continente asiático es desde hace mucho tiempo una de las principales prioridades en la agenda diplomática china. En la Conferencia Central sobre el Trabajo Relacionado con los Países Vecinos celebrada en Beijing en abril de 2025, el presidente Xi Jinping subrayó la importancia de construir una comunidad de futuro compartido con los países vecinos. Xi destacó especialmente los llamados "valores asiáticos", como la paz, la cooperación, la apertura y la inclusión, así como un enfoque de seguridad basado en buscar puntos en común dejando de lado las diferencias, y en dar prioridad al diálogo y la consulta mutua. Esto refleja el lugar central que ocupa Asia tanto en la agenda regional de China como en su política diplomática más amplia.

De hecho, gracias en parte al esfuerzo de China y otros países asiáticos por mantener una "paz prolongada" desde el fin de la Guerra Fría, la región ha disfrutado de estabilidad y crecimiento. A partir de esa experiencia, China amplió su planteamiento en materia de seguridad asiática con la Iniciativa para la Seguridad Global, que promueve una seguridad común, integral, cooperativa y sostenible.

Las nuevas maniobras estratégicas de Washington en la región resultan preocupantes. Por un lado, alimenta tensiones al insistir en la idea, carente de fundamentos, de la "amenaza china". Los ejercicios navales conjuntos que ha promovido con Filipinas, Japón y Corea del Sur en el mar Meridional de China, y su intención de aumentar la venta de armas a la región china de Taiwan son dos de las medidas más preocupantes. Este último punto, en particular, supone un retroceso respecto a su compromiso con el principio de una sola China y pone en riesgo la estabilidad en el estrecho.

Además, Estados Unidos ha emprendido una guerra comercial sin precedentes con la imposición de aranceles a nivel global y presionando a sus aliados asiáticos para que asuman más gastos en defensa y recortando la ayuda a países menos desarrollados de la región. Estas acciones cuestionan la credibilidad y coherencia de su visión de la seguridad regional, y dejan a sus socios en Asia atrapados entre el temor al abandono y el riesgo de verse arrastrados a una confrontación.

La política estadounidense también ha generado tensiones con sus aliados tradicionales en Europa. En su intervención en el Diálogo de Shangri-la, el presidente francés Emmanuel Macron destacó el creciente deterioro de las relaciones transatlánticas y reafirmó el interés de los países europeos por avanzar hacia una mayor autonomía estratégica y diversificar sus alianzas en materia de seguridad, con la vista puesta en desprenderse de la visión estadounidense en la región de Asia-Pacífico.

Ante un escenario internacional delicado e inestable, resulta crucial que los países de la región aprovechen este foro de seguridad para reforzar el diálogo, expresar su voluntad compartida de paz y desarrollo, y contener la peligrosa tendencia estadounidense a fomentar bloques enfrentados e incluso el riesgo de una nueva Guerra Fría en Asia.