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Cuando la educación es secuestrada por Estados Unidos en nombre de la "seguridad nacional"
CGTN Español

Según un comunicado publicado por la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el 4 de junio una proclamación para restringir la concesión de visados a estudiantes extranjeros de la Universidad de Harvard por un periodo de seis meses. La razón aducida es que la universidad no cooperó suficientemente con el Gobierno federal para proporcionar información de seguridad relativa a estos estudiantes, lo que supondría un riesgo para la seguridad nacional. La administración Trump subrayó que ingresar a Estados Unidos para estudiar, investigar o enseñar es un privilegio, no un derecho, y que las universidades deben cumplir con sus obligaciones legales para garantizar la seguridad nacional.

De hecho, desde que asumió el cargo, Trump ha ejercido una presión constante sobre la Universidad de Harvard mediante diversas medidas: ha revisado y rescindido contratos con el Gobierno federal, ha recortado su financiación, le ha retirado el estatus de exención fiscal y ha utilizado otros mecanismos de presión. Por su parte, la Universidad de Harvard presentó demandas judiciales contra el Gobierno de Trump en dos ocasiones, el 21 de abril y el 23 de mayo.

El Wall Street Journal criticó la decisión de la administración Trump de prohibir a Harvard admitir estudiantes internacionales, calificándola de "ataque miope" contra esta prestigiosa universidad de la Ivy League.

El Gobierno de Estados Unidos continúa ejerciendo presión sobre los estudiantes internacionales bajo el pretexto de la "seguridad nacional", cancelando entrevistas de visado, revisando sus redes sociales y revocando de forma masiva visados de estudiantes chinos. La politización de la autonomía universitaria y el cierre de puertas a estudiantes extranjeros no solo forman parte de la agenda migratoria del Gobierno, sino que también reflejan la creciente polarización política en el ámbito educativo. La administración Trump ha dirigido sus ataques particularmente contra universidades como Harvard, pues los republicanos consideran a estas instituciones como bastiones de la izquierda liberal y del Partido Demócrata.

La proclamación firmada por la administración Trump no solo supone un ataque contra Harvard, sino que también evidencia las profundas divisiones políticas y las crecientes tensiones sociales en Estados Unidos. Cuando la educación se secuestra en nombre de la seguridad nacional, la libertad académica y un entorno educativo justo y equitativo inevitablemente quedarán en entredicho ante la comunidad internacional.