En el sur de Tailandia, el Laboratorio Conjunto entre China y Tailandia para el Clima y los Ecosistemas Marinos lleva más de una década estudiando los efectos del cambio climático, desde el blanqueamiento de los corales hasta la vulnerabilidad de las zonas costeras. Especialistas en el ámbito marino destacan que esta institución no solo refuerza la investigación científica y mejora la capacidad de pronóstico de desastres, sino que también intensifica los esfuerzos compartidos para salvaguardar la biodiversidad marina ante la amenaza del calentamiento global.
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Para los popularmente conocidos como "gitanos del mar" de Rawai, el océano es mucho más que una simple masa gigante de agua: es un estilo de vida, una fuente de identidad, un lazo con generaciones pasadas.
Durante siglos, el conocimiento heredado de sus ancestros, les permitían descifrar el mar con una claridad única. En 2004, fue esa misma sabiduría la que los salvó del devastador tsunami.
Pero hoy, ese conocimiento comienza a desvanecerse…
"El conocimiento que heredamos de nuestros antepasados ya no es aplicable. El clima ahora está completamente alterado. Creo que a partir de ahora será aún más difícil", dijo Hlai Hadwaree, aldeano de Rawai.
El océano está cambiando, y lo hace a gran velocidad. Está reescribiendo las reglas de la vida a lo largo de las zonas costeras.
Desde hace más de diez años, Tailandia y China estudian los enigmas del mar a través de una alianza científica para enfrentar juntos los desafíos del cambio climático y preservar los ecosistemas marinos.
La recopilación de datos sobre las corrientes, las temperaturas y los patrones de las tormentas, buscan predecir y prevenir los impactos de unos mares cada vez más impredecibles.
Se trata de una colaboración que llega en un momento crucial. Los ecosistemas marinos de Tailandia enfrentan amenazas cada vez mayores, desde el blanqueamiento de corales y la sobrepesca hasta la contaminación de plásticos.
Cada detalle, cada metro, cada dato es una pieza de un rompecabezas que podría contener la clave para su preservación.
La ciencia se ha convertido en el nuevo lenguaje para la supervivencia. Un idioma que ahora los "gitanos del mar" de Rawai deben aprender. Porque su historia no les pertenece solo a ellos: es el reflejo de un planeta en transformación, donde el destino de una costa es el reflejo de muchas otras, y donde la cooperación se vuelve esencial para enfrentar las mareas del cambio.