En la histórica localidad de Yixing, situada en la provincia china de Jiangsu, el antiguo Horno Dragón Qianshu — con más de 600 años de antigüedad — mantiene viva una tradición ceramista ancestral. Durante más de 40 horas, artesanos alimentan el horno con leña, alcanzando temperaturas de 1.000 °C para cocer miles de piezas de cerámica; un ritual que culminó en la Fiesta del Bote del Dragón, el 31 de mayo del presente año, ante la presencia de más de mil espectadores.

Este horno de 43,4 metros de longitud, único en la provincia en usar métodos tradicionales de madera, está protegido por su valor histórico desde 2006. Su estructura, orientada de norte a sur y dividida en cabeza, cuerpo y cola, permite cocer aproximadamente 8.000 piezas por tanda.
La zona de Dingshu se distingue por su arcilla púrpura extraída de la montaña Huanglong; un “término medio” de arcilla que muestra matices rojizos en la superficie y tonos violeta en las profundidades, e incluso varía de color con la misma temperatura.
El horno tradicional contrasta con los hornos eléctricos modernos, que emiten menos CO₂ y contaminantes y ofrecen mayor eficiencia térmica. No obstante, el horno Qianshu es más que un medio de cocción: es un símbolo cultural que conecta generaciones y preserva la herencia intangible de Yixing. Según artesanos locales, su valor educativo y simbólico fortalece la identidad cultural de las nuevas generaciones.
Aunque el uso principal del horno hoy es para piezas utilitarias y decorativas de arcilla púrpura, con pocas piezas de tetera tradicionales, sigue siendo un referente en la continuidad del arte cerámico y en la conservación de técnicas artesanales milenarias.