Estamos en pleno verano en el hemisferio boreal, incluida China. Desde la antigüedad, los chinos han desarrollado una sabiduría milenaria para combatir el calor, creando auténticas delicias que aún hoy nos asombran:
Sushan

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En la corte de la dinastía Tang (618-907 d.C.) surgió un lujoso manjar helado llamado Sushan, significa “montaña de nata”. Se vertía nata recién derretida sobre hielo picado, formando pequeñas montañas coronadas con flores frescas o ramitas tintineantes de colores, como diminutas cumbres nevadas. Al probarlo, el paladar se inundaba de cremosidad y un frescor: una suerte de "helado" aristocrático de la antigüedad.
Bingluo

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Durante la dinastía Song (960-1276 d.C.), el bingluo conquistó a nobles y plebeyos. Leche, zumos de fruta o miel se mezclan con hielo y nieve conservados desde el invierno en bodegas subterráneas, dando lugar a una pasta suave y dulzona.
Sopa fría de soya verde

Fuera de la corte y entre el pueblo, la sopa fría de soya verde ha sido durante siglos el remedio más accesible contra el calor. Las soyas verdes se cuecen hasta deshacerse, liberando su sedoso almidón, y se aromatizan con lirio antes de enfriarse en agua de pozo. El resultado es un cuenco de color esmeralda y textura aterciopelada, ideal para calmar la sed bajo el sol.
Fideos fríos de hojas de acacia

Con un encanto casi poético, los fideos de acacia ofrecen un sabor singular. El jugo de hojas frescas de acacia se incorporaba a la masa, dando lugar a tiras verdes como la hierba. Tras hervirlas, se sumergían en agua de manantial helada. Servidas en un cuenco, brillaban como joyas y que resultaban elásticas al morder, con un sutil aroma herbáceo que te transportaba a un bosque en calma.