Liu Xiaoyan, quinta heredera del bordado de Beijing, declarado Patrimonio Inmaterial de China en 2014, transforma el arte imperial en un símbolo moderno. Este bordado palaciego, nacido para vestir emperadores, exige sedas selectas, hilos de oro puro y técnicas ancestrales. Cada dragón o peonía bordada encarna el principio de que “todo patrón tiene significado y todo símbolo es auspicioso”.
Innovación y tradición se funden en sus manos: motivos clásicos renacen en pendientes y broches de peonías, democratizando el lujo artesanal. Desde ferias culturales hasta talleres, Liu enseña técnicas milenarias. “El oro no decora el pasado, sino que teje futuro”, aspostilla Liu.