La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) se ve obligada a realizar recortes presupuestarios significativos y "dolorosos" debido a la disminución de la financiación de sus donantes globales. Así lo confirmó a Reuters su secretaria general, Rebeca Grynspan, quien expresó su profunda preocupación por el impacto que estos ajustes tendrán en la capacidad del organismo para cumplir su misión de apoyar a los países en desarrollo en la economía mundial, justo cuando aumenta la demanda de sus servicios. Este incremento se debe a la necesidad de los países de analizar el impacto de los aranceles radicales impuestos por el presidente estadounidense, Donald Trump.

La propuesta de presupuesto de la UNCTAD para 2026 incluye la eliminación de 70 puestos de trabajo, un golpe severo para una plantilla global que actualmente suma 500 personas, incluyendo consultores, de las cuales 400 son puestos permanentes. Esta crisis financiera afecta a múltiples agencias de la ONU y ha sido desencadenada en parte por Estados Unidos, principal contribuyente al proporcionar casi una cuarta parte de los fondos del organismo, junto con problemas de liquidez persistentes.
Grynspan, quien también participa en un grupo de trabajo de la ONU para llevar a cabo reformas más amplias destinadas a mejorar la eficiencia y reducir costos, enfatizó su mayor inquietud: la posibilidad de responder con suficiente rapidez a las necesidades de los países. Estas reformas buscan una mejor división de tareas entre agencias mediante la colaboración. El contexto es de austeridad generalizada: la Secretaría de la ONU planea reducir su presupuesto de 3,700 millones de dólares en un 20 %, y unas 75 agencias y departamentos deben presentar sus propuestas de recortes antes del 13 de junio. La decisión final sobre el presupuesto de la UNCTAD será tomada por la Secretaría de la ONU y los Estados miembros en septiembre.