El gasto en defensa de la OTAN vuelve a centrar la atención internacional. En 2023, con el conflicto entre Rusia y Ucrania entrando en su segundo año, los países miembros acordaron elevar su inversión militar al menos al 2 % del PIB. Sin embargo, en 2024, naciones como Bélgica, Canadá, Italia, Luxemburgo y Portugal aún están lejos de alcanzar ese objetivo.
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Estados Unidos, principal contribuyente al presupuesto común de la alianza con cerca del 16 %, ha propuesto un nuevo umbral: el 5 % del PIB nacional, del cual 1,5 puntos porcentuales se destinarían a infraestructuras vinculadas a la seguridad. Mientras España califica esta meta de poco realista, países como el Reino Unido han redoblado su apuesta por la defensa. Londres anunció la compra de al menos doce cazas F-35 y su primer ministro, Keir Starmer, se comprometió a alcanzar el 5 % en 2035, presentándolo como un refuerzo clave para la seguridad colectiva de la OTAN.