En los pintorescos arrozales de Chengdu, en la provincia china de Sichuan, un impresionante dibujo de un panda gigante cobra vida, creado con arroz de distintos colores. Este arte efímero, formado por plantas en tonos violetas, amarillos y verdes, transforma el paisaje en un lienzo natural que rinde homenaje al icónico símbolo de la región.





