El 1 de julio de 1997 marcó un momento histórico para el fin del colonialismo: el retorno de Hong Kong a China, tras más de 150 años de dominio británico. Desde entonces, bajo el principio de "un país, dos sistemas", la Región Administrativa Especial (RAE) ha vivido un proceso de integración armónica con la parte continental, manteniendo su singularidad, su dinamismo y su apertura al mundo. A 28 años de aquel hito, la RAE de Hong Kong se consolida como símbolo de la vitalidad del modelo chino, ejemplo de desarrollo económico sostenible, diversidad cultural y gobernanza moderna.

En el plano económico, Hong Kong ha sabido aprovechar su estatus especial para fortalecer su papel como uno de los principales centros financieros internacionales. Desde 1997, su PIB se ha más que duplicado, alcanzando en 2024 los 407.155 millones de dólares estadounidenses (según la media anual de la tasa de cambio), mientras que el PIB per cápita superó los 54.100 dólares estadounidenses, reflejo del alto nivel de vida en la región. Además, la tasa de desempleo se mantiene actualmente y pese al incierto escenario internacional en un bajo 3,5 %, y la inflación, controlada en torno al 1,9 %, lo que evidencia una estabilidad macroeconómica notable.

Uno de los pilares clave ha sido el proyecto de la Gran Área de la Bahía de Guangdong-Hong Kong-Macao, promovida por el Gobierno Central. Esta estrategia fomenta la cooperación entre once ciudades del sur de China en áreas como innovación tecnológica, finanzas verdes, comercio digital y conectividad de infraestructuras. En conjunto, esta área genera casi 2 billones de dólares en 2023. Dentro de este ecosistema, Hong Kong ha reforzado su papel como centro financiero y de innovación, atrayendo talento internacional y empresas emergentes del sector tecnológico.
La ciudad también se ha mantenido como un actor clave en los mercados globales. En 2024, 13 de los 20 bancos más grandes del mundo operaban en Hong Kong, y su bolsa, el Hang Seng, ha mostrado una recuperación sostenida, con un crecimiento del 60 % desde enero de ese año, reflejando su atractivo como plataforma para la recaudación de capital tanto nacional como internacional.

En el plano social, la región ha mantenido altos estándares en servicios públicos, con un sistema de salud moderno, educación de calidad y políticas públicas orientadas al bienestar común. El Gobierno local, con el respaldo de Beijing, ha desarrollado iniciativas para mejorar el acceso a la vivienda, la atención a los mayores y la formación profesional, especialmente para la juventud.
La dimensión cultural también ha florecido. Hong Kong se ha consolidado como un puente entre Oriente y Occidente, con una oferta artística vibrante que abarca desde el cine y la literatura hasta el diseño contemporáneo y las artes escénicas. La creación del Distrito Cultural de West Kowloon es un ejemplo de este auge, al posicionarse como un epicentro regional para el intercambio cultural y la creatividad.
A lo largo de estos 28 años, Hong Kong ha demostrado que el principio de "un país, dos sistemas" no solo es viable, sino exitoso. Su experiencia refleja cómo la unidad nacional y la diversidad regional pueden convivir en equilibrio, aportando estabilidad, progreso y oportunidades para todos en el marco de la Constitución china y la Ley Básica de la RAEHK.