En el actual panorama internacional, cada vez más complejo y multipolar, los BRICS están ganando peso como actor clave. Desde la primera reunión de sus ministros de Asuntos Exteriores en 2006, este mecanismo de cooperación ha evolucionado hasta abarcar la mitad de la población mundial y representar alrededor del 40 % de la economía global, lo que lo convierte en una fuerza decisiva en la escena internacional.


Comprometidos con la reforma del orden económico global, los BRICS han impulsado mecanismos como el Nuevo Banco de Desarrollo, que financia importantes proyectos de infraestructura en países del Sur Global, contribuyendo al desarrollo en sectores clave como el transporte y la energía.

Como representantes de mercados emergentes y países en desarrollo, promueven activamente el multilateralismo y defienden una mayor participación de estas naciones en las instituciones internacionales. En la Cumbre BRICS 2025, Brasil (como presidencia rotatoria) ha señalado el cambio climático como uno de los temas prioritarios para el debate.
A través del diálogo, la cooperación y la búsqueda de soluciones compartidas, la cumbre BRICS se perfila como un espacio para generar respuestas concretas a desafíos globales. Hoy, el papel del bloque ya no es periférico: se está consolidando como motor de transformación y reforma del sistema de gobernanza mundial.