El 12 de julio, un raro fenómeno meteorológico deleitó a los habitantes de la ciudad de Chengdu: bajo un cielo teñido por el crepúsculo, finas gotas de lluvia brillaban como diamantes bajo la luz solar. Esta singular "lluvia solar" se produjo tras un chubasco estival localizado, cuando las nubes dispersas permitieron al mismo tiempo la caída de precipitaciones y el paso de los rayos del sol poniente.




