China, como nación con una gran tradición marítima, está entrando en una nueva etapa de desarrollo económico marino, donde la innovación tecnológica es el motor principal para impulsar fuerzas productivas de alta calidad. En el primer trimestre de 2025, el Producto Bruto Marino alcanzó los 2,5 billones de yuanes (alrededor de 348 mil millones de dólares), con un crecimiento interanual del 5,7 %, lo que demuestra el dinamismo del sector.

A diferencia del modelo tradicional centrado en la expansión industrial, las provincias costeras han adoptado estrategias diferenciadas basadas en sus condiciones locales. La robótica oceánica, como los equipos marinos no tripulados desarrollados en Guangdong y Zhejiang, marca un avance significativo en inspecciones submarinas y exploraciones profundas, donde el ser humano no podía llegar. Estos avances son clave para comprender mejor los ecosistemas marinos y desarrollar nuevas industrias limpias.
Simultáneamente, tecnologías aplicadas a la energía eólica marina y la acuicultura inteligente están transformando sectores clave. Las granjas marinas de Shandong y Jiangsu, por ejemplo, integran inteligencia artificial y sensores para mejorar la eficiencia ecológica y energética.
El sector logístico también ha dado un salto cualitativo. Puertos como el de Ningbo-Zhoushan utilizan inteligencia artificial y camiones eléctricos e impulsados por hidrógeno para mejorar la eficiencia operativa y reducir emisiones. Estas medidas refuerzan el papel de China como nodo estratégico del comercio marítimo global.
Incluso el turismo marino y los deportes acuáticos, antes marginales, están recibiendo un impulso gracias a la economía digital y al interés de la juventud china. Actividades como el paddle surf, la vela y el kayak están generando nuevas cadenas de valor y promoviendo una cultura oceánica más viva y sostenible.
El camino hacia una economía marina sostenible requiere seguir integrando industrias emergentes como la inteligencia artificial, la energía limpia y la digitalización, mientras se fortalece la formación de talento y la cooperación internacional. La "economía azul" no solo es un pilar económico, sino también una vía hacia un desarrollo armonioso entre el ser humano y el océano.