En el pequeño pueblo de Huangying en la provincia de Anhui, una serie de murales vibrantes convierte las calles en una inesperada galería de velocidad. Con motos de carreras rugiendo entre colores intensos, las paredes parecen contar su propia versión local de "Rápidos y furiosos".

Además de animar el paisaje cotidiano, estas escenas se han vuelto un imán para quienes buscan rincones curiosos: turistas, vecinos y fotógrafos se detienen para capturar una postal distinta del campo chino.