¿Te imaginas un cielo urbano lleno de drones de reparto y taxis aéreos? Este escenario está cada vez más cerca gracias al auge de la economía de baja altitud.


Hoy en día, esta economía ya forma parte de nuestra vida. En la agricultura, drones aplican pesticidas con precisión y monitorean cultivos. En logística, superan barreras geográficas para mejorar la entrega en la “última milla”. En emergencias médicas, permiten transportar pacientes y suministros con rapidez. El turismo de baja altitud, por su parte, ofrece nuevas formas de explorar los paisajes desde el aire.

A futuro, este modelo transformará la vida y la economía humana: optimizará el transporte urbano, reducirá la congestión y fomentará nuevos modelos de negocio, inversiones y empleos.