Notas de editor: Liu Xuedong, profesor de Carrera en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Este artículo refleja sus opiniones y no necesariamente las de CGTN Español.

Según datos oficiales, las dos superpotencias económicas a nivel mundial sostendrán la tercera reunión bilateral tras la imposición de los aranceles recíprocos a los productos importados desde su contraparte asiática por parte de la administración Trump. En medio de un optimismo observado tanto por ambos gobiernos como por los mercados financieros, se espera que la reunión concluya de manera satisfactoria y con la renovación de los pactados en las dos ocasiones anteriores. Sin embargo, las cuestiones tanto coyunturales como estructurales en los ámbitos económico y comercial podrían involucrarse en las discusiones y generar algunos debates de menor alcance.
1. Una revisión breve de los acuerdos alcanzados en los primeros dos encuentros bilaterales.
Durante las dos conversaciones celebradas los pasados meses de mayo y junio, los representantes de ambas naciones lograron acuerdos importantes para superar los desafíos desatados por la imposición de los aranceles recíprocos contra los productos importados desde China.
Por un lado, los dos países acordaron bajar los aranceles mutualmente hasta 10 % en un plazo de 90 días antes de la fecha del vencimiento para el próximo agosto. Asimismo, es importante mencionar que, en febrero y marzo pasados, la administración de Trump ha solicitado cobrar impuestos adicionales del 10 % a las importaciones originarias de China , con una acumulación del 20 %.
En este sentido, las exportaciones de este país destinadas a EE. UU. en práctica suben sus costos, un 30 % más altos que antes. De manera similar, ciertos productos energéticos y alimenticios estadounidenses también tienen que sufrir el cobro de aranceles de entre el 5 y 15 % adicional del 10 % pactado en las dos ocasiones anteriores, de acuerdo con el producto específico.
Por otro lado, las medidas selectivas instrumentadas desde la primera administración Trump y ampliadas en el periodo de Biden para intentar el desacople de la economía china, sobre todo en los sectores de alta tecnología, han sido flexibilizadas ante la necesidad creciente de contar con los minerales denominados como tierras raras que, por cierto, se encuentran bajo control mayoritario por su competidor más cercano, cuyas exportaciones están sujetas a la expedición de licencias por parte de las autoridades chinas.
Sin duda, los acuerdos logrados por las dos naciones han permitido el regreso paulatino a la normalidad en los flujos bilaterales de las mercancías para garantizar suministros y abastecimientos en la operación normal de las actividades económicas y la vida cotidiana de los consumidores, asuntos particularmente urgentes para Estados Unidos.
2. Escena altamente probable: reafirmar los acuerdos de las dos ocasiones anteriores.
Aunque es difícil pronosticar los resultados que se esperarían alcanzar para esta tercera reunión bilateral programada entre el 27 al 30 de julio en Suecia, es altamente probable que ambos países estén dispuestos a reafirmar los pactos de las dos rondas de conversaciones anteriores. Esto implica que los representantes de las dos partes concretarían la continuación de los puntos convergidos con anterioridad en lugar de buscar nuevas divergencias antes de llegar su fecha de vencimiento. La gran incógnita quizás consista en que la renovación tendría vigencia a corto o largo plazo.
Por su parte, cabría preguntarse que en los diálogos por celebrarse en un par de días podrían involucrarse otros temas más allá de los relacionados con las fricciones comerciales que se encuentran en el proceso de pausa temporal por el momento; además, si las discusiones podrían obstaculizar la renovación de los pactos o no.
Para aclarar lo anterior es importante recalcar que la rivalidad y la competencia entre las dos economías han sido profundas en casi en todos los ámbitos desde hace tiempo y, por ello, no esperan encontrarse soluciones fáciles. En las áreas comerciales y económicas han persistido las discusiones tanto coyunturales como estructurales en diversos temas. La lista es larga, tales como la disolución de Tik Tok en EE. UU., la compraventa del petróleo que realiza China con Rusia e Irán, la acusación de Washington a Beijing en el manejo discrecional de los subsidios gubernamentales y el exceso de la capacidad productiva que distorsionan la justa competencia en los mercados, tanto doméstico como exterior.
Durante esta conversación y su consecuente renovación de los pactos logrados en las dos ocasiones anteriores, no se puede descartar el involucramiento de estos puntos; sin embargo, sería poco probable que se alcanzara un acuerdo ni tampoco perjudicaría la renovación de los pactos en los ajustes arancelarios. Además, para nadie de las dos partes es secreto que en estos temas, la distancia de las opiniones de cada lado es abismal, que se requieren más diálogos en el futuro y que hay un camino largo por recorrer. Lo más importante de todo es que las negociaciones entre las dos naciones se mantienen.