Cada país muestra ventajas distintas en la economía de baja altitud. Estados Unidos lidera en I+D aeronáutico, destacando en drones y aviones eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL). Europa se enfoca en integrar esta economía con la planificación urbana, desarrollando servicios como turismo aéreo y rescate de emergencia mediante sistemas avanzados de gestión aérea. Japón sobresale en los drones para la agricultura de precisión y supervisión de infraestructuras.


China, como potencia emergente, avanza rápidamente gracias a políticas favorables, zonas industriales especializadas y avances en drones y eVTOL. Sin duda, China jugará un papel clave, aportando al PIB global y generando empleo.

La economía de baja altitud no solo transforma vidas, sino que será un motor esencial para el crecimiento económico global y la creación de empleo, impulsando el desarrollo mundial.