La meseta Qinghai-Tíbet, conocida como "el techo del mundo", es el hogar de múltiples animales y plantas únicos. Los residentes locales han aprovechado las particulares características de la altiplanicie para cultivar productos con el objetivo de salir de la pobreza y disfrutar de una vida próspera.
En los últimos años, con la mejora del nivel de vida del pueblo chino, su cesta de alimentos es cada vez más rica. Desde cordyceps y ganoderma tibetana hasta macas y quinoas de América Latina. Los productos cultivados en la altiplanicie han logrado una buena acogida en el mercado, entre los cuales, la morchella, un hongo comestible, tiene muchos seguidores.
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