Lo primero que hace cada familia tibetana al amanecer es hacer ofrendas a los dioses con al menos 7 boles de agua limpia, una lámpara de mantequilla de yak y un incienso. Creen que las volutas de humo del incienso son la comida venerada de los dioses. Por eso, el incienso es un artículo imprescindible en la vida cotidiana de la etnia tibetana.
En la zona tibetana, ya sea en los templos o en los hogares, se puede oler en todos los rincones el olor particular del incienso tibetano, que se mezcla con el olor del té con leche, la mantequilla de Yak y de la hierba en la meseta. Estos olores confieren un aire misterioso al Tíbet.