En la ciudad costera nororiental de Maceió, Brasil, la mina de sal Número 18 de Braskem colapsó el 10 de diciembre. Hasta la mañana del día 14, han transcurrido más de 90 horas sin que se actualicen los datos cuantitativos sobre el hundimiento. Con el objetivo de comprender las razones detrás de esta demora, CGTN realizó una visita especial a la Defensa Civil de la ciudad.
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Desde finales del mes pasado hasta el 10 de diciembre, la autoridad ha difundido diariamente información sobre el hundimiento. En el informe del día 10, mismo día del incidente ocurrido, se destaca que, durante las últimas 12 horas, la velocidad de hundimiento osciló entre 0,52 y 0,54 centímetros por hora.
El diagrama muestra 76 íconos que representan dispositivos de monitoreo y sus ubicaciones respectivas. Un ícono verde indica que el dispositivo funciona normalmente, mientras que otro ícono gris señala un fallo, indicando que el personal ya no puede obtener datos en tiempo real a través de ese dispositivo.
Hugo Carvalho, el meteorólogo y analista de la Defensa Civil de Maceió, dijo que el ícono que simboliza el dispositivo de monitoreo específico para la mina número 18 está actualmente en tono gris. Experimentó un problema durante el colapso, por lo que se requiere la instalación de un nuevo dispositivo.
Según la explicación proporcionada, el proceso de instalación, ajuste, puesta en marcha y transmisión de datos del nuevo dispositivo llevará al menos 48 horas. La instalación también requiere una evaluación sobre el riesgo de las operaciones submarinas y solo puede realizarse cuando el riesgo es lo suficientemente bajo. La imagen corresponde al colapso parcial de la mina de sal Número 18 ocurrido al mediodía del 10 de diciembre. Inicialmente, aparecieron ondas amarillas en la superficie del agua, expandiéndose rápidamente hasta formar un remolino gigante en solo medio minuto. Eduardo Bontempo, analista de la Defensa Civil de Maceió, señaló que si este colapso hubiera ocurrido dos horas antes, podría haber causado bajas.

En la ciudad costera nororiental de Maceió, Brasil, la mina de sal Número 18 de Braskem colapsó el 10 de diciembre.
Tras el incidente, algunos expertos sugieren que el estrés en la mina pudo liberarse mediante el colapso parcial, posiblemente disminuyendo la velocidad de hundimiento y reduciendo el riesgo de un colapso total. Sin embargo, la Defensa Civil de Maceió ha adoptado una postura cautelosa. Por un lado, están llevando a cabo investigaciones y recopilando información para evaluar el alcance del daño y los riesgos potenciales. Además, se advierte de manera enfática que queda estrictamente prohibido el acceso a la zona de exclusión desde tierra, agua o mediante inmersión. Únicamente se permite el acceso aéreo con fines de observación y monitoreo.
Un equipo de investigación del Instituto de Medio Ambiente del estado de Alagoas ha recopilado muestras de agua, suelo y otros materiales de la zona de la mina. Actualmente, se están llevando a cabo análisis de laboratorio, y se espera que los resultados de la evaluación de su impacto ambiental se divulguen la próxima semana. Según las estadísticas, el 20 % del área de la ciudad de Maceió se ve afectada por el problema de hundimiento del suelo derivado de la actividad minera de Braskem. En los últimos cinco años, alrededor de 60.000 personas han tenido que abandonar sus hogares y trasladarse a otros lugares.