En los últimos años, el turismo cultural se ha vuelto más popular que nunca. Con su expansión y la diversificación de sus ofertas, ha inyectado nueva fuerza a la revitalización rural.
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La aldea de Shuanghe, ubicada en el este de China y conocida como la "Aldea Jardín del Mar", dependía principalmente de la pesca en el pasado. Sin embargo, el gran consumo de recursos naturales impulsó la búsqueda de caminos de desarrollo sostenible. Fue entonces cuando el crecimiento del turismo cobró importancia y Zhang Ying regresó a su ciudad natal para iniciar un negocio.
"En mi patio, yo misma planto las flores y plantas. Es esta vibra la que me hace sentir cómoda porque todo está decorado según mis propios gustos y preferencias", dijo Zhang.
Un entorno ecológico como éste es una de las principales atracciones para los turistas, junto con las casas de piedra. Los residentes de la aldea de Shuanghe, antiguamente trabajadores de canteras, construyeron sus hogares con piedra. Estas casas, muy resistentes, mantienen temperaturas cómodas durante todo el año.
La abundancia de recursos pesqueros también contribuye a impulsar el turismo.
Los recursos naturales y el patrimonio cultural han ganado un lugar destacado en el campo. La aldea de Shuanghe alberga seis de estos hostales, generando un ingreso mensual promedio de hasta 250.000 yuanes, o 34.000 dólares estadounidenses, durante la temporada alta de turismo. El turismo cultural también impulsa otros negocios, como cafeterías, pesca, actividades recreativas y más.
Estos cambios permiten a los residentes iniciar negocios, encontrar empleo e incrementar sus ingresos en su propio entorno. Demuestran el impacto de combinar las fortalezas industriales locales para impulsar el desarrollo económico rural. El hostal de Zhang Ying es solo un ejemplo. De un lugar lodoso a un paisaje hermoso, la transformación ha revitalizado la aldea de Shuanghe.