El primer ministro libanés, Najib Mikati, hizo un llamamiento para distanciar a su país de las repercusiones de la situación en Siria y ha enfatizado la necesidad de fortalecer el control de la frontera. La Seguridad General Libanesa, organismo que supervisa los cruces fronterizos, ha decidido mantener abierto un solo paso, limitando la entrada de sirios pero facilitando los trámites para los refugiados que regresan a Siria.
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Cientos de personas, incluyendo refugiados, comenzaron a abandonar Líbano después de que las fuerzas de oposición siria tomaran el control de Damasco, la capital de siria. La mayoría lo hizo a través del cruce fronterizo de Masnaa, que conecta las capitales de ambos países.
Se trata de la segunda oleada de retornos tras la salida de unas 400.000 personas durante el conflicto entre Hizbulá e Israel en Líbano.
Según cifras oficiales, el número de refugiados sirios en Líbano supera los dos millones, de los cuales casi 300.000 no están registrados oficialmente en ACNUR.
Las provincias del norte de Líbano reportaron sobre el desplazamiento de personas desde pueblos fronterizos de Siria hacia la ciudad libanesa de Hermel. Mientras tanto, el ejército libanés habría reforzado su presencia para mantener a los nuevos refugiados en la zona.