Hamás ha aceptado liberar a un rehén israelí-estadounidense y los cuerpos de cuatro fallecidos de doble nacionalidad. A cambio, exige que Israel vuelva a la mesa de negociaciones en torno a la fase dos del alto el fuego.

Israel ha tachado las condiciones de Hamás de "guerra psicológica" y considera que son un intento de manipular las conversaciones subsiguientes. Hamás, por su parte, ha afirmado que sólo liberará a más rehenes una vez iniciada la fase dos del alto el fuego, pero Tel Aviv insiste en extender la fase uno. El acuerdo ha reducido el nivel de violencia del conflicto, pero el retraso en el avance hacia un alto el fuego permanente ha llevado a los mediadores a expresar sus preocupaciones.