Desde su lanzamiento en 2013, la iniciativa de la Franja y la Ruta ha proporcionado conexiones económicas y desarrollo de infraestructura entre China y el mundo. Un académico brasileño analiza su impacto y cómo este modelo podría beneficiar a América Latina y otras regiones en desarrollo.
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"Si nos remontamos a 2013, cuando se anunció la iniciativa de la Franja y la Ruta, que justamente fue en Kazajistán, podemos ver que durante este periodo se hicieron muchos progresos, como en el desarrollo de la infraestructura, la construcción de ferrocarriles, la conexión entre China y Europa. En otras palabras, los hechos sobre la cooperación los podemos ver cuando se construye la iniciativa de la Franja y la Ruta. Esto es importante, como un ejemplo de que se pueden desarrollar nuevas asociaciones, nuevas conexiones, una nueva lógica de desarrollo entre China y los países del Sur Global, basado en la perspectiva de una cooperación mutua, de ganancias compartidas y siempre con un enfoque en las personas como el objetivo final de las acciones que buscan el desarrollo económico. En este sentido, el progreso que podemos ver en Asia Central es muy importante y es un paradigma con el que podemos avanzar aquí en América Latina, en Brasil, en África, en el sur de Asia, en Oceanía y en otras regiones en desarrollo del mundo. Así que es un paradigma importante que debe reproducirse con el mismo grado de cooperación y comprensión mutua", dijo Marcos Cordeiro Pires, especialista en Economía y Política Internacional de la Universidad Estadual de Sao Paulo.