China continúa con sus esfuerzos para la prevención y control de la epidemia del nuevo coronavirus, COVID-19, un virus que ha provocado que la vida de los chinos esté experimentando enormes cambios. Las ciudades antes bulliciosas, de repente se han vuelto tranquilas y solitarias.



En los lugares públicos, los ciudadanos se protegen llevando mascarilla, mantienen las distancias, y evitan los contactos innecesarios. La gente está retornando a sus trabajos poco a poco, pero prevenir el contagio sigue siendo una tarea prioritaria.
Cada día, seguimos con atención los nuevos datos de la epidemia, esperando buenas noticias, pero no hay duda de que todavía estamos en un momento crítico en la prevención de esta epidemia. Sin embargo, nunca hemos perdido la confianza, porque cada día aparecen historias reales que nos conmueven y nos dan fuerza.
En la lucha contra la epidemia, Wuhan no está sola. Más de 30.000 médicos y enfermeros de todo el país están en esa ciudad ofreciendo asistencia médica. Entre esas siluetas de bata blanca, hay una enfermera de 24 años de edad. Ella ya había experimentado el terremoto de Wenchuan de 2008. Después de que comenzó el brote de la epidemia, ella solicitó varias veces ir a la primera línea. Ella insistió: "Debo ir, porque soy de Wenchuan." Los que han sufrido un desastre pueden comprender mejor a las personas que se encuentra en dificultades, y esperan poder ofrecerles su apoyo afectuoso.

En la ciudad de Zhoukou, en la provincia de Henan, frente a su hija de 9 años que vino a visitarla, una enfermera que trabaja en la primera línea sólo pudo darle un abrazo a distancia para expresar su amor. Ella le dijo a su hija con lágrimas en los ojos: "Después de vencer al virus, mamá volverá a acompañarte." Fue una escena que conmovió a miles de personas.
Después de que Wuhan suspendió el tráfico, un grupo de conductores voluntarios asumieron la tarea de llevar gratuitamente a los médicos y a los pacientes, pese al riesgo de ser contagiados. Ellos fueron llamados los "paseros en la epidemia". En el camino de la lucha contra la epidemia, los voluntarios nos traen más esperanza.



Cuando tratamos de consolar a los ciudadanos de Wuhan, los que están allí utilizan su propia forma para decirnos que pueden con ello. En un hospital de cabina móvil de Wuhan, enfermeros con trajes de protección completa llevaron a los pacientes a bailar. Según los médicos, de esa forma esperan dar confianza a los infectados para que puedan vencer a la enfermedad. Frente a la epidemia, la confianza y el optimismo son muy valiosos.

Sería imposible contarles cada una de las historias en este espacio. En esta temporada fría de 2020, historias similares aparecen todos los días, y esas historias nos dan mucha fuerza y calor, y nos hacen creer que no hay invierno que dure eternamente, y que, al final, siempre llega la primavera.
