En busca de un mejor salario, Faith dejó a su hija en la costa de Mombasa y encontró trabajo en Nairobi, la capital de Kenia. El viaje entre las dos ciudades solía ser largo y duro. En 2017, cuando el ferrocarril Mombasa-Nairobi construido por China entró en funcionamiento, el tiempo de viaje de Faith a su casa se redujo a la mitad.
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