El 15 de noviembre, hora local, el presidente chino Xi Jinping y el presidente estadounidense Joe Biden sostuvieron una cumbre bilateral en el Jardín Filoli de San Francisco. 

El presidente Xi Jinping indicó que a lo largo de los más de 50 años, el desarrollo de los lazos entre China y EE. UU. nunca ha sido una trayectoria sin contratiempos, que siempre se encuentra con problemas de un tipo u otro. Pero estas relaciones siguen avanzando hacia adelante pese a las vueltas y revueltas. Para dos países tan grandes como China y EE. UU., darse la espalda el uno al otro no es una opción. Es irrealista que una parte quiera remodelar a la otra. Y el conflicto y la confrontación entre sí traerán insoportables consecuencias para ambas partes.

Sostengo mi opinión de que la competencia entre grandes países no es la tendencia predominante de nuestro tiempo, y no puede resolver los problemas de China, EE. UU. o del mundo entero. La Tierra es lo suficientemente grande para que los dos países puedan tener éxito, y el éxito de un país es una oportunidad para el otro. Es una realidad objetiva que China y EE. UU. son diferentes en términos de historia, cultura, sistema social y camino de desarrollo. Sin embargo, siempre que ambas partes se respeten mutuamente, coexistan en paz y busquen una cooperación de ganancias compartidas, estarán en plenas condiciones de superar las discrepancias y encontrar el camino acertado de llevarse entre dos grandes países. Sostengo mi firme convicción del prometedor futuro de las relaciones sino-estadounidenses.