En una época oscura donde no existía la ciencia de la meteorología, los fenómenos naturales a los que estamos acostumbrados eran vistos por los antiguos como ejemplos de la ira de los dioses. Para comunicarse con ellos y predecir las desgracias y la buena fortuna, los antepasados primitivos optaron por la adivinación. La dinastía Shang estandarizó la forma de la adivinación grabando textos adivinatorios en huesos de oráculo, lo que nos permite explorar aquella lejana dinastía. Pero, ¿quién era el adivino que tallaba la adivinación? ¿Qué les preguntaba a los dioses? ¿Realmente estaban haciendo preguntas?