Ha pasado casi un mes desde que un terremoto sacudió un distrito de la región autónoma de Xizang, en el suroeste de China. Mientras continúan los esfuerzos de rescate y reasentamiento, también se ha puesto énfasis en la recuperación emocional de los supervivientes.
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La psicóloga Tan Xiren ha creado un vínculo especial con los niños, quienes le entregan manualidades, bocadillos y agua en señal de aprecio. Sin embargo, cuando llegó a la zona dos días después del terremoto en este condado de la región autónoma de Xizang, su objetivo inicial no era solo apoyar a los niños, sino también a los rescatistas, que podrían estar afectados por lo que habían presenciado. Según Tan, estos efectos se manifiestan en síntomas como irritabilidad, insomnio y dolores corporales. "En un principio, planeábamos realizar actividades para aliviar el estrés de los bomberos, pero sus líderes consideraron que los niños y la comunidad necesitaban más nuestra ayuda", dijo Tan Xiren.
Tan decidió enfocarse en los niños. Con el apoyo del gobierno local, logró habilitar aulas en la aldea de Cuo'ang, donde cerca de 90 niños pueden asistir a clases y participar en actividades diarias de 11 a. m. a 5 p. m. La iniciativa fue recibida con entusiasmo, especialmente porque las escuelas en la región autónoma de Xizang están de vacaciones hasta marzo. En solo tres semanas, Tan ha observado cambios en el comportamiento de los niños. En los primeros días tras la tragedia, los pequeños tomaban los suministros de manera descontrolada. Sin embargo, después de trabajar con ellos, han mostrado más disciplina y calma. Algunos incluso han adoptado actitudes más positivas, gracias al apoyo de sus maestros.
En lugar de regresar a casa para la Fiesta de la Primavera este año, Tan y su equipo se quedaron para organizar un partido de fútbol para los niños, que incluso tuvieron la alegría de contar con porristas. Tan sostiene que los métodos de refuerzo positivo contribuyen a que los niños desarrollen una mayor resiliencia mental. Aunque el terremoto fue una tragedia, Tan considera que también representó una oportunidad para ayudar a los niños a prepararse mejor ante las incertidumbres de la vida.
Mientras que los síntomas de algunos sobrevivientes del terremoto desaparecen gradualmente en los primeros 30 días, otros problemas pueden surgir cuando la vida vuelva a la normalidad. Por eso, Tan planea regresar a Dingri para capacitar al personal local y garantizar un apoyo psicológico a largo plazo para las víctimas. Con 16 años de experiencia como consejera, Tan ha trabajado en diversas zonas de desastre.
Las réplicas siguen sacudiendo la región, pero ahora, resguardados en casas prefabricadas cálidas y seguras, los habitantes de Dingri ya no sienten miedo. Al concluir las festividades de la Fiesta de la Primavera, comenzará la construcción de nuevos hogares, y con ello, la sanación de los corazones continuará.